martes, febrero 10, 2009

mi antiguo blog...!!!!!

mis memorias, parte 4...
Hablar. Hablar, soltar todo lo que tienes dentro y observar tu interior al ver que cada vez puedes hacerlo mejor, cada vez puedes hablar con menos miedo de ello, cada vez puedes levantar un poco más la voz, cada vez puedes ir liberándote un poco más de la inmensa vergüenza que te tenía comido el coco… es de las mejores cosas que puedes hacer, aunque te cueste, pero si tienes la suerte de encontrar a alguien que te escuche, no puedes imaginar lo valioso que es hablar, me resulta tan curioso ver como es cierto lo que me dijeron en clase de que verbalizar ayuda a controlar las emociones… y tanto…Tengo mucha suerte, se que me repito, pero es porque estoy orgullosa de ello. Tengo muchísima suerte, he encontrado niñas que valen mucho, he encontrado gente con la que puedes tirarte una noche entera hablando, cada una escuchando a la otra, tratando de comprenderla. Cómo se valora que otra persona te abra su corazoncito y le oigas decir cosas que te hagan ver lo asquerosamente egoísta que eres… porque has estado desperdiciando años de tu vida preocupándote sola y absolutamente de tu peso y de tu comida, mientras que la gente realmente tiene problemas que no ha buscado ni ha dejado que le ocupen todo su tiempo, y sin embargo, decidieron salir, aunque no puedan ser felices completamente y a veces vuelvan los fantasmas… gente así que se atreva a llamarme luchadora a mí… eso es lo que me pone la piel de gallina, que gente con ese valor y esa fuerza para continuar (aunque no se valore todo lo que deba…) tenga una opinión de mi como persona tan fuerte… sin ella yo no sería nada, me deshincharía al momento. Ahí va lo mejor que una amiga pueda escribirte nunca:



La lucha que más nos quema es la que sucede en nuestro interior. Tú eres una guerrera sin títulos y sin admiradores porque eres una guerrera anónima. Tus luchas pocos las conocen, pero créeme que si fuera escritora, te dedicaría un personaje. Serías una guerrillera manchada de barro, implicada en la lucha. Tu nombre sería gritado y con tu sonrisa se harían postales para regalar a seres queridos. Porque para mí eres como el pan, que se tiene que repartir y que nutre.

Simplemente quiero que sepas que para mí eres una guerrera que lucha contra fantasmas del pasado y que está empezando a vivir
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Esta niña, de verdad que a veces pienso que es mi ángel de la guarda hecho persona.Empiezas a reflexionar sobre lo que te dicen y se te caen todos los esquemas: Imagina un dueño que mata a su perro de hambre, y la gente le pregunta: “¿oye, tu perro está bien? Se le notan los huesos, está muy flaco…” y el dueño del perro, sin saber muy bien por qué, sonríe y lleno de orgullo, responde: “sí, sí, está muy bien, no os preocupéis” ¿No es curioso el modo tan extraño que tienen a veces los amigos de abrirte los ojos?, ¿no piensas lo mismo que te dijo tu angelito de la guarda al ponerte el ejemplo?, ¿no crees que ese señor es un maltratador?Ahora piensa en como has podido tratarte a ti misma, como puedes llegar a humillarte sin ver claro lo que te haces y frustrándote un poco más cada instante. Haz memoria sobre todas las aberraciones que has cometido contra tu ser, dios mío, es contigo misma con la que convives, ¿no pudiste llevarte bien, tomarte una tregua? Piénsalo, piensa en todos tus trucos para sobrellevar el día a día… ¿Crees que pudo hacerte algún bien cosas tan asombrosas para los demás como comer potitos, a tus años? Eres mayor de edad, es una humillación absoluta que llegues a ese punto ¿por qué te escondes, no es tan bueno lo que haces, no te hará sentirte bien cuándo lo consigas? Esa última fue muy buena… ¿conseguir? Es imposible, nunca consigues nada, no conozco a nadie que sufra este trastorno y al conseguir su meta se sienta realizada y feliz y no quiera continuar adelgazando, ¿por qué es un bucle hacia el infierno tan infinito y tan insaciable?Hoy es otro de esos días en los que pienso que nada de esto tiene sentido… tan feliz me levanté de la cama, con tanta risa, con tantas ganas de comerme el mundo, y ahora, a las 4 y media de la tarde estoy completamente ida, como si hubieran pasado varios años desde las 8 de la mañana. Un frío increíble, se me agarrotan los dedos al escribir y en serio, no lo comprendo, llevo más de un mes metiéndome la comida a presión, más incluso de la que cabe en mi tripa más inmensa por momentos… No creo que hoy sea un buen día para escribir, se que cuando lo vuelva a leer me va a hacer daño, pero necesito echarlo, tengo dos opciones: o vomitar la comida, o vomitar las palabras… y sinceramente, ignorando lo que me pide el cuerpo, no se por qué, pero prefiero vomitar las palabras, aunque duela. Tengo ganas de llorar, pero no puedo, no es de esos días en los que sientes que vas a echarte a llorar de un momento a otro, es de esos días en los que piensas que no vale la pena obligarte a comer si no quieres, y ves que lo has hecho… y la gente te dice que estás más guapa porque has engordado… y no se como tomármelo es entre orgullo y pánico, por un lado me alegro porque se que estoy haciendo algo por mí, estoy engordando pese al miedo, estoy siendo capaz de hacer algo que no quiero solo para que los demás piensen que estoy bien, para que la gente pase del problema y crea que se ha solucionado, pero hoy no es así, no es así para nada, me estoy arrepintiendo de haberme obligado a comer chocolate, estoy recordando esa sensación de tener el estómago tan sumamente a rebosar, simplemente recordarlo, me da ganas de vomitar, me da mucho miedo poder volver a ponerme otro cinturón que no sea el verde, porque creo que estoy perdiendo el control de lo único que tengo, sólo puedo repetirme lo que escribí ayer: “ya eres una auténtica princesa” y me duele, sólo he podido darme cuenta a base de bofetadas y ni siquiera así espabilo… tantas hostias y para nada… tal vez recordándolas sea capaz de hacer un examen de conciencia…
Día de la primera hostia: Es verano de 2006, empiezo a hacer tonterías con mi garganta, y cierto sujeto me dice: estás en los huesos, (…), a ver si empiezas a comer [prefiero suprimir cierta palabra, hace mucho daño recordar quién fue]Día de la segunda hostia: Ataque de nervios al perder el piercing de la nariz (con lloros y gritos incluidos contra mi madre), al cambiarme en casa de ropa para ir al estudio, miro en el armario y sólo veo el pantalón negro, el temido pantalón negro de la talla 38 que creo que está dado de sí, porque si no, no se explica, se me cae entero, literalmente, no es que esté suelto ni flojo, es que no puedo dar dos pasos seguidos con él, porque lo pierdo… entonces, según mi madre, me quedo blanca… Empiezo a llorar y le digo a mi madre que no tengo pantalones. Afortunadamente (creo), mi madre no supo comprender el significado completo de mis palabras, simplemente pensó que la situación del piercing me superaba y que no encontraba pantalón para ir a volver a hacérmelo.Día de la tercera hostia: Fiestas de Logroño y operación de mi padre, justo el momento en el que mi madre y mi hermana lloraban, y yo con una sonrisa le decía adiós a lo lejos, hasta que la camilla giró la puerta y pensé que tal vez podría ser la última vez que le veía, en ese momento, creo que fue la primera vez en todo este tiempo que realmente me pregunté que era lo que estaba haciendo con mi vida.Día de la cuarta hostia (última por el momento, y parece ser que insuficiente): Fiestas de Logroño, último viernes y mi padre ya está en casa. Tras toda la semana engañando a mis amigas para que no se enteren de que desde el martes no comí nada hasta el viernes que mis padres vinieron a buscarme, llega el viernes. Mis amigos de Logroño me insisten para que salga, yo no tengo ni fuerzas ni ganas, pero sólo por no oírles, salgo y apuro hasta el último segundo para comprar el alcohol, pudiéndome salir al final con la mía… es la 1, estamos en el Bohemia y estoy tan cansada que ya no puedo más, tras toda la noche sentándome por los rincones, me apoyo en la máquina de tabaco, a mi izquierda hay un grupo de chicas bailando, a mi derecha la barra, y mis amigos, a su bola, acostumbrados a que les de malas contestaciones y yo también vaya a mi bola, optan por cerrar el grupo y dejarme fuera del corro… entonces fue cuando sucedió la catástrofe… miro a un lado y veo una de las chicas bailando en medio del corro, feliz, despreocupada, riéndose…se me cayó el cielo, me vinieron mil ideas a la cabeza, empecé a pensar nuevamente que era lo que estaba haciendo con mi vida, me hundí en lo más hondo, volví a recordar por un momento que yo era así…¿cómo pueden llegar a degradarse las personas, no? vaya gran putada, darte cuenta en un momento así de que ya no eres tú, dejaste de serlo desde el primer momento en que, por muy republicana que hayas afirmado ser, te morías por convertirte en princesa, y ese fue el momento en el que te dijiste: ya lo tienes, justo mientras mirabas a tu derecha y veías 2 coca-colas en la barra… era una mezcla entre rabia y vergüenza, no soy capaz de acordarme de cuál fue la última vez que me tomé una, de hecho no recuerdo ni como sabe… eso duele y mucho… por no ponerme a llorar en medio del bar, sin decir nada a nadie, salí de allí, y me puse a llorar como una magdalena… al rato salió Bárbara con Dani y claro, se encontraron con aquel percal… sólo recuerdo que lloraba, no podía controlarme, lloraba y lloraba y cuando Bárbara me preguntó que me pasaba, sólo pude contestarle: “necesito empezar a comer…” Bárbara me amenazó con contárselo a todos y le dije que no, bueno le dije, le supliqué… y desde entonces ese es el único motivo por el que estoy comiendo, para que la gente no se entere de las cosas que hago… que triste…

¿Por qué narices no soy capaz de ver el problema?, ¿por qué sigo pensando que no es grave ni malo lo que he hecho?, ¿por qué acabo de tomarme un zumo de limón?, ¿por qué?, ¿por qué? Sólo tengo preguntas y ninguna respuesta. Sigo necesitando motivos para empezara a hacer “bien” las cosas, para terminar de espabilar y salir pitando de aquí…Son las 9 de la noche y tengo unas ganas de vomitar horrorosas, aunque siento vacío el estómago, ¿qué es esto? … Dios mío, que día más surrealista…No todo ha ido tan mal, mi suerte volvió, a base de leche pude calmar mi estómago, es el precio que hay que pagar por pasarme de valiente, fui capaz de cenarme ¡¡¡todo, todo y todo!!! Y aunque no las tengo todas conmigo, estoy contenta…esperemos que mañana vaya mejor la cosa…En efecto, ya se acaba otro día maravilloso y espléndido, aunque no empezó bien ahora pienso que vale la pena y mucho seguir comiendo, para qué dejarlo, si es gozar, ¿para qué?, ¿para terminar siendo la más delgada del cementerio? ¡¡¡VALE LA PENA Y MUCHO, MORIR (por dentro y/o por fuera) ES DE COBARDES!!!

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