Me encuentro perdida, muy perdida, no se ni como estoy ni como me siento, bueno, se que me siento desbordada porque no entiendo nada y todo me parece injusto, muy injusto.
Semana Santa fue horrible, de 10 días de fiesta estuve un jueves por la tarde y un viernes, el otro viernes, el sábado y el domingo de la semana siguiente. Tuve que contar lo que me está ocurriendo en mi casa, porque no podía subir a mi pueblo otra vez... comer y comer y comer siempre que voy allí, ese baño de arriba... lo odio!!! Siempre es la misma historia, empiezo a pensar que tengo que estar allí, irremediablemente separada de quien no me hace sufrir y obligatoriamente aislada de quien me quiere, teniendo que estar junto a quien pueda ser que quiero y prefiero odiar y rodeada de un montón de gente que me hace sentir sola porque no sabe nada de mí. Todo esto, más mi obsesión se juntan y desembocan en algo que no puedo controlar: los malditos atracones que me hacen vomitar mi vida trozo a trozo mientras me queman por dentro. Lo conté. Lo peor de todo es que me esperaba un abrazo o un "no te preocupes hija que todo va a salir bien", pero qué va... mi padre gritándome cosas horribles, yo no podía creer lo que me estaba pasando, recuerdo que empecé a llorar cuando mi padre me dijo "Esto hija, me parece una excusa" me fui a mi cuarto, mi madre vino detrás de mí y cerré la puerta de mi habitación, me senté en el suelo contra la puerta para que no podrían entrar y mi madre me gritaba "Laura, abre la puerta!!" yo sólo lloraba y lloraba... y le decía "¡déjame mamá, déjame en paz!", se marchó y la oí discutir con mi padre, me vestí y salí a la calle, llovía a mares pero me daba igual, así se notaría menos que estaba llorando, aunque la gente me miraba por la calle, pero no podía dejar de llorar. Empapada y helada de frio, me senté en "mi parquecito de cuando estoy mal" estuve un rato allí, la verdad que me tiré unas 4 o 5 horas fuera de casa. A eso de las 11 de la noche volví y empecé a hacer la maleta, porque para estar sola en logroño, mejor estar sola en san sebastián.
Las cosas se han calmado bastante, ya hablo con mis padres normal, mi madre sobre todo me pregunta y yo le contesto porque ya me da igual, he estado todo este tiempo comiendome la olla porque pensaba que mis padres no merecían saber que tenían una hija eskiza como yo, pero ya me da igual todo, que piensen que estoy todo lo loca que quieran.
Después de esto, fui a hablar con marijo, una de mis psicólogas, porque ando con un despliegue que no considero necesario, pero bueno, 1 pskiatra, 2 psicólogos, una nutricionista y la terapia de grupo, con otra psikóloga diferente... Total, que marijo me deja, le he dicho que voy con un psicólogo y ya se desentiende. Lo sabe todo de mí, todo absolutamente y con jose mari me da pánico hablar, no entiendo por qué tengo que volver a contarle mi vida entera a otra persona, no lo entiendo, me parece injusto... otra psicóloga más para el baúl... marijo ya era la 4ª... En fin, tendrá que ser así.
domingo, abril 26, 2009
cuando el hambre se convierte en ansiedad...
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